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EN EL AÑO 2000 CAMERÚN CONSEGUÍA UNA MEDALLA DE ORO AL VENCER A ESPAÑA EN LA FINAL DE LOS JJ.OO. DE SIDNEY. ENTRE LOS 'LEONES INDOMABLES' FIGURABA PRECISAMENTE UN ESPAÑOL. HASTA DOS AÑOS ANTES NO CONOCÍA CAMERÚN Y APENAS HABLABA FRANCÉS, PERO ERA UNA PIEZA CLAVE EN EL EQUIPO. SU AFÁN DE COMPETIR, SU POLIVALENCIA Y SU REGULARIDAD LE LLEVARON A SER FUNDAMENTAL EN EL MEJOR ARSENAL DE LA HISTORIA Y A CONVERTIRSE EN TODO UN ICONO EN ÁFRICA.
 
 
José Gordillo
 

Entrevista cedida por nuestro partner
REVISTA RONDO
 
 
 
 
 
 
Las casualidades no existen en la vida. El destino nos reserva caminos marcados por las circunstancias y a veces esos caminos pueden ser muy caprichosos. Lauren lo sabe, por eso siempre escogió la vía más ambiciosa, la que le permitía crecer más como profesional y como persona, aunque no por ello la más fácil. Sin embargo, no siempre tenemos la oportunidad de elegir. En los años setenta, tras independizarse de España, Guinea Ecuatorial se regía mediante la dictadura de Francisco Macías Nguema. Macías quiso llevar a cabo una campaña de africanización del país y eliminó a un tercio de la población para conseguirlo. El régimen fue una auténtica pesadilla. El dictador había encarcelado incluso a muchos de los miembros de su gobierno para posteriormente fusilarlos. Uno de esos presos políticos era Valentín Bisan-Etamé, Director General de Correos y Telecomunicaciones, que pudo escapar gracias a un hermano militar. La familia de Valentín huyó a Camerún y allí, el 19 de enero de 1977, nacería Lauren. Años después se convertiría en uno de los miembros del mejor Arsenal FC de todos los tiempos. Desde el Restaurante Abades Triana de Sevilla emprendemos un viaje a través de su memoria.
 
Aunque nos pueda parecer un relato cinematográfico, esta es solo otra historia más de las miles que acontecen cada día en el continente africano. En Europa, a pesar de la proximidad, aún se ignora muchísimo la verdadera realidad que se vive en África. "La mayoría de la sociedad española desconoce que en Guinea Ecuatorial se habla castellano, que fue colonia española y que allí hay calles que se llaman Sevilla. Mi abuela era española en los años cuarenta porque era una imposición del gobierno español, por lo que creo que es bueno que la gente lo sepa", cuenta alguien convencido de que esta apatía informativa respecto a África sucede "por el desconocimiento y porque a otra gente que la conoce, por H o por B, no le interesa". Por consiguiente, piensa que "ese aprovechamiento que hacen otros países, como por ejemplo Inglaterra, que interactúan con sus colonias, en España prácticamente es mínimo".
 
Muchos deportistas que alcanzan la élite y proceden de entornos complicados sienten que tienen una especie de deuda pendiente con los suyos. Ellos son personalidades públicas con una gran fuerza social y, además, lo saben perfectamente. "Creo que nosotros jugamos un papel fundamental. El futbolista es un ejemplo para las nuevas generaciones en cuanto a su comportamiento. Hay mucha negatividad y muchos chavales que no se sienten identificados ni en Europa ni en África ni en Sudamérica ni en otros lugares y se meten en historias que a otra gente les interesa y los captan", explica desde una perspectiva más global. Insiste en que es vital incidir "en que los chavales se tienen que educar, y si no hay educación, el deporte es una herramienta vital para ellos. Debemos proyectar y hacer ver a los chavales que se puede, tanto en la parte educativa como en la deportiva".
 
  
 
 
 
 
 
 
 
 
Y es que Lauren demuestra un compromiso con la sociedad igual o más fuerte que el que demostraba sobre el terreno de juego. Entre otras cosas, se dedica a viajar por todo el mundo, ejerciendo como embajador del equipo de su vida, el Arsenal FC. Hace tiempo que vio el potencial que la entidad londinense tiene en los países subdesarrollados, donde está muy "bien posicionado". La misión de Lauren no es otra que implicar cada vez a más personas en su proyecto para ayudar y orientar a los más jóvenes, así como fomentar el desarrollo en los lugares más necesitados. "Por mi parte, al nivel del Arsenal, quiero hacerlo a nivel global", dice, pero como sus raíces proceden de África, es allí donde centra sus mayores esfuerzos para intentar colaborar mediante su experiencia y sus capacidades. Siente que es su deber.
 
Lauren nació en Kribi, una pequeña población en la costa camerunesa. Sin embargo, a los tres años su familia se trasladó a España. Es el penúltimo de un grupo amplio de hermanos ("de más de veinte") que vivían en dos pisos del barrio de Montequinto, en Dos Hermanas (Sevilla). En su infancia era un niño alegre y algo revoltoso, y siempre estaba bailando y sonriendo: "Siempre he sido un niño extrovertido, siempre me ha gustado relacionarme con todo el mundo, iba a la ciudad deportiva con mi moto… en fin [risas]". Nunca se separaba de su 'motillo', una de las señas de identidad en su juventud y con la que iba al colegio Álvarez Quinteros, junto al cuartel de la Guardia Civil. Es más, muchos de los padres de sus amigos trabajaban allí y lo veían todos los días cuando iba a entrenar a la Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros. Por aquel entonces, era una de las perlas de la cantera del Sevilla FC, club en el que ingresó con solo once años. 
 
El Sevilla FC siempre se ha destacado por cuidar mucho su cantera. En los escalafones inferiores sevillistas, Lauren coincidió, entre otros, con CarlitosMarchenaLoren del PinoJosé MariMarcos MárquezYordiSalva BallestaJosé Antonio LuqueJosé Juan Luque o Juan Velasco, con quien iba a los entrenamientos cuando no disponía de su querida moto. Empezó jugando arriba, por detrás del delantero, aunque poco a poco fue escorándose a la banda. Sus compañeros aseguran que era muy llamativo sobre el césped, uno de los más finos pero a la vez más fuertes del equipo. Poseía una grandísima capacidad para proteger la pelota, a lo que sumaba su movilidad y su despliegue físico. Tras cumplir los dieciocho, el Sevilla decide cederlo al CD Utrera (1995/96) y después estuvo solo media temporada en el San Fernando CD (1996), ya que su nivel estaba muy por encima del resto y el Sevilla lo recuperó en invierno. Pero Lauren aspiraba a un contrato profesional y eso es lo que le ofreció el Levante UD.
 
 
 
 
 
 
   
 
JOSÉ GORDILLO: Lauren, en la temporada 1997-98, fichas por el Levante y vuelves a Sevilla. Imagino que irías muy motivado, fuiste de los mejores en ese partido e incluso ganasteis por goleada (0-4). ¿Cómo fue visitar el Sánchez Pizjuán para enfrentarte a tu ex equipo? 
LAUREN: Ahí estaba bastante dolido por la situación. Se dijo que yo había dejado el club. Tú sabes cómo es, la mayoría de los clubes tienen sus medios afines y, por lo tanto, los utilizan de alguna manera cuando quieren encontrar algún futbolista para no hacer ver a la afición el error de ellos. Recuerdo que en el partido que jugamos en Valencia cargaron contra mí los medios del Sevilla, tachándome de que me había ido. Pero la realidad era otra y muy simple. El Sevilla me ofrece un contrato amateur con las condiciones de 80.000 pesetas de sueldo y 300.000 pesetas de ficha anual. El Levante me ofrece un contrato profesional de cinco años en condiciones, por lo tanto no había color. Incluso vinieron a mi casa. Ya se pusieron en contacto conmigo dos años antes, un día que recuerdo que jugamos contra el Benidorm. En principio no eché mucha cuenta pero volvieron a contactar conmigo y vinieron a mi casa.
En el partido de aquí sí que es cierto que la sensación era un poco de estar en tu estadio, ante tu afición, yo tengo amigos de la infancia que iban al Gol Norte y era un sentimiento extraño. Si te soy sincero, yo estaba muy resentido, tenía sentimiento de revancha y yo soy tremendamente competitivo y cuando vine a Sevilla lo que quería era ganar como profesional. El partido era una revancha para mí, quería hacerlo lo mejor posible y demostrar al club que podía estar en el Sevilla. Muchos de mis amigos estaban en la grada animando, por lo tanto… [risas].
 
J.G.: Más motivado todavía.
L.: Efectivamente [risas].
 
  
 
 
 
 
 
 
 
El año en Valencia fue tan ilusionante como difícil. Aquel Levante, donde jugaban hasta seis jugadores africanos, había ascendido a Segunda División dos temporadas antes y pretendía dar otro paso hacia adelante. Allí, el técnico Emilio Cruz consolidó a Lauren como futbolista de banda y este le respondió con la titularidad y llevando el peso de los suyos (36 partidos y 6 goles). Pero la campaña acabó siendo un desastre para los granotas, que finalizaron colistas y descendieron a Segunda B. Sin embargo, unos meses antes, Lauren recibió una llamada que marcaría su trayectoria profesional: "Me llamó Thomas N'Kono y me comentó la posibilidad de jugar con Camerún. Jugar un Mundial en tu primer año como profesional, llegar a Francia, jugar contra Italia… fue una sensación increíble, inolvidable". Para él y otros muchos disputar una Copa del Mundo "es lo máximo junto con la Liga de Campeones porque desde niño estás jugando con las chapitas y dibujándoles el 10 de Roberto Baggio y todas las estrellas de tu época".
 
En mayo de 1998, con veintiún años, Lauren debuta como internacional con Camerún en un amistoso frente a Luxemburgo. Poco después entraría en la lista definitiva de Claude Le Roy para la Copa Mundial de Francia 1998. Antes de comenzar el campeonato, su selección se enfrentaría en un amistoso preparatorio con Italia, con la que también se las vería en la fase de grupos. "Lo recuerdo perfectamente. Nosotros íbamos a mil por hora y los italianos iban tranquilos como si nada [risas]", cuenta Lauren de un combinado transalpino donde entonces jugaba gente como Maldini, Albertini, Torriccelli, Dino Baggio, Di Livio, Di Matteo, Del Piero, Vieri, Inzaghi o Roberto Baggio. "Evidentemente era un partido amistoso pero bien cierto es que tenía su relevancia, porque te jugabas entrar en el once titular para el Mundial. Los veías hacer cosas que decías "no es normal esta gente". Luego, cuando juegas en equipos grandes te das cuenta que hay jugadores que aunque parezca que no quieren jugar o están despistados, es su forma de ser y luego rinden como el que más", añade.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Sin duda, aquel era uno de los momentos más emocionantes de su vida como futbolista. Pero al principio no fue fácil. Apenas conocía nada de Camerún y tampoco hablaba francés. Ni si quiera había pisado África desde los tres años ("yo no me enteraba de la película"). Su compañero de habitación era un jovencísimo Samuel Eto'o, que entonces jugaba cedido en el CD Leganés. Para Lauren era un reto adaptarse rápido, por lo que le decía a Samuel "negro, si te digo una palabra en castellano, responde en francés y cada día me tienes que decir una palabra nueva". Al mes y medio ya estaba hablando francés. Además, aquel fue el inicio de una estrecha amistad con el ex delantero del FC Barcelona, al que define como "una persona que va de frente". "Es un tío muy competitivo, dice las cosas como las piensa pero luego es comprometido. Es un fenómeno. Para Samuel lo suyo es de los demás. Mucho de lo que gana contribuye a labores sociales y ayuda a muchísimos niños. Eso es digno de admirar porque no todo el mundo lo hace", destaca.
  
En aquella cita mundialista, Lauren solo pudo disputar seis minutos contra Chile, pero su cartel había subido notablemente. A nivel de clubes seguía perteneciendo al Levante. Aun así, la proyección del hispanoafricano no pasó desapercibida para los clubes de Primera División. Aunque se habló del RC Celta de Vigo, fue el RCD Mallorca el que se hizo con el futbolista. Los bermellones venían de ser quintos en liga y caer en la final de la Copa del Rey con el FC Barcelona. En Baleares, Lauren vive la cara y la cruz del fútbol. En su primer año ganaron la Supercopa de España contra el FC Barcelona de Louis van Gaal (y unos tales Figo y Rivaldo) y quedaron terceros en liga. Además, alcanzan la final de la Recopa de Europa tras eliminar en semifinales al Chelsea de Giafranco Zola. Sin embargo, pierden choque por el título por 2-1 contra la SS Lazio de Sven-Göran Eriksson y los Marcelo SalasVieri o Nedved, autor del gol de oro en la prórroga ("recuerdo esos aficionados en Birmingham, que vino casi toda la isla, y verles las caras…"). Aquel histórico RCD Mallorca estaba dirigido por el argentino Héctor Cúper y contaba con jugadores como Jovan Stankovic, Ibagaza, Miquel Soler, Dani García, su ex compañero Carlitos o Vicente Engonga, otro ecuatoguineano como Lauren.
 
    
  
  
 

  
 
 
 
J.G.: ¿Tan 'pesao' era Cúper? 
L.: Sí, totalmente. Era un hombre tremendamente trabajador. Su filosofía era muy defensiva, prefería una buena defensa, un buen repliegue y cerrar espacios para luego salir al contragolpe. Por tanto, el medía mucho las ayudas defensivas, la organización, la colocación de sus futbolistas, las basculaciones de izquierda a derecha y de derecha a izquierda en el plano defensivo y estar bien cerrados. Era muy, muy pesado [risas]. Recuerdo cuando jugamos contra el Barcelona la Supercopa y nos llevamos toda la semana haciendo en banda los dos contra uno, las ayudas a los laterales.
  
JULIÁN VÉLEZ: El Barça de Figo.
L.: Efectivamente. En ese momento era interior, estábamos Stankovic y yo por banda y recuerdo que durante toda la semana hacíamos las ayudas defensivas a los laterales porque jugábamos contra Figo y Rivaldo. Al final dio su resultado porque ganamos al Barcelona y le ganamos incluso allí en el Camp Nou.
  
J.G.: Digamos que Cúper te ayudó a poner esas bases defensivas que después tanto te ayudarían en Inglaterra.
L.: Sí, sobre todo lo que es la disciplina dentro del terreno de juego.
  
J.V.: ¿Con qué enseñanza te quedas de Héctor Cúper?
L.: La disciplina y aspectos defensivos que luego me sirvieron en el Arsenal para jugar de lateral, en ese sentido le estoy muy agradecido. Fue un entrenador muy importante para nosotros. Gente como Stankovic, que era un poco anárquico, aprendió a mejorar en aspectos tácticos. Igual que Carlitos, que era un delantero al que tenías que darle libertad porque podía entrarte por la izquierda y la derecha. Pero con Cúper aprendió a no quedarse arriba, sino volver a su posición. Puedes descansar pero ayudando al equipo en repliegue.
  
J.V.: Aprender a ser solidario.
L.: Efectivamente, ser solidario para el equipo.
  
J.V.: Eso hace mucha piña en el equipo. Es una cuestión de confianza porque sabes que cuando estás ahogado tu compañero se va a meter el sprint para ayudarte.
Exactamente. Igual pasaba con Dani García o Diego Tristán. Que ya ves tú Diego Tristán…
  
J.V.: Un superclase.
L.: Calidad espectacular pero aun así con Cúper si estás ahogado, respiras replegado y ayudando al equipo, aunque sea molestando a los centrocampistas.
 
  
 
 
 
 
 
Al año siguiente, Cúper se marchaba al Valencia y Fernando Vázquez tomaría las riendas del banquillo balear. En aquella campaña, Lauren se volvería a reencontrar con su amigo Samuel Eto'o. Además del camerunés, llegaron otros refuerzos como el 'Mono' Burgos, David Castedo, Armando, Quinteros o el retorno de un icono en la isla como Miguel Ángel Nadal. Sin embargo, bajó el rendimiento de un equipo que no había conseguido pasar la previa de la Champions ante el modesto Molde FK. A pesar de que aquello fue una decepción, a veces es importante caer para volver a levantarse, ya que, como cuenta Lauren, "muchas veces las circunstancias negativas del profesional son buenas para resarcirte de alguna forma y tirar para arriba". "No siempre ocurre pero es cierto que de las experiencias negativas se aprende muchísimo, más que cuando te van las cosas bien. A partir de ahí me fueron yendo las cosas rodadas, es decir, empecé a ganar títulos, firmé por un gran club…", afirma con tono reflexivo. Ese gran club no sería otro que el Arsenal FC, aunque el primer gran título de su carrera no llegaría con los londinenses.
 
El 15 de septiembre del año 2000 se inauguraban los Juegos Olímpicos de Sidney. Dos días antes, la selección de Camerún vencía por 3-2 a Kuwait. En ese equipo jugaban, entre otros, Kameni, Womé, Geremi, M'Boma, Eto'o y Lauren. Este último tuvo una idea que sería trascendental en el devenir del combinado camerunés: "Había chavales que no eran profesionales y jugaban en Camerún. Para hacer equipo, dije que la prima que me correspondía por participación se la iba a dar a los que no eran profesionales". ¿Qué consiguió Lauren con aquel gesto? "Unir al equipo, porque había muchos conflictos. En las selecciones africanas hay muchos problemas porque algunas no pagan y otras historias. Esto hizo que estuviéramos unidos y lucháramos unos por otros. Esa unión luego fructificó y dio su resultado en el terreno de juego". Y vaya si dio resultado. Los 'Leones Indomables' fueron segundos de grupo tras ganar a Kuwait y empatar con EE.UU. y República Checa. En cuartos de final eliminaron por 1-2 a la Brasil de Ronaldinho y en semifinales superaron por el mismo resultado a la Chile de Zamorano, con un gol decisivo de Lauren desde los once metros en el minuto 89.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El destino quiso que el sevillano se encontrara en la final con España. "Fue un momento difícil" porque había compañeros con los que había coincidido en la cantera del Sevilla, "como José Mari o Marchena". "Yo me siento español porque he mamado la cultura española y sevillana", argumenta. El partido llegó al descanso con 2-0 para España, pero en la segunda mitad los cameruneses remontaron y mandaron el choque a unos penaltis en los que acabarían imponiéndose a los españoles. Lauren recogió la medalla con la camiseta de su amigo Carlos Marchena. "Fue difícil pero a la vez bonito porque fui campeón olímpico y le dimos un título a una población que en noventa minutos extrapola sus problemas. Que le des esa alegría a una población que está sufriendo, es tremendo", recuerda emocionado.
  
Lauren tiene muy claro qué es lo que más le satisface de este deporte: "Cuando voy a África les digo a los chavales que no sé cuáles llegarán a ser futbolistas, pero el que lo sea sabe que tiene la capacidad de hacer felices a millones de personas. ¿Eso cuánta gente lo hace? No se dan cuenta porque son jóvenes. Pero les digo que si tienen la oportunidad de ser futbolistas, que den el máximo". Camerún casi se acostumbró a que su selección le diera una alegría tras de otra. A mediados de febrero de aquel año 2000, los 'Leones' habían levantado la tercera Copa de África de Naciones de su historia al vencer en los penaltis a la anfitriona Nigeria. Justo dos años después y con un equipo muy parecido repetirían la hazaña, ganando todos los partidos, eliminando en semifinales a la anfitriona Maliy tumbando a Senegal de nuevo en penales. Los cameruneses culminaban un ciclo maravilloso con su segunda Copa de África consecutiva. Aquella fue una de las generaciones más laureadas del continente africano.
 
 
J.V.: A nivel deportivo, ¿quién te sorprendió más en la selección?
L.: Patrick M'Boma, Marc-Vivien Foé… Además, el carisma de Foé. Es lo que pasa por ejemplo con Samuel (Eto'o), que siempre intenta ser protagonista en todo. Hay futbolistas que meten goles, pero es algo más. Hay gente que tiene carisma y ese carisma se traslada al resto del equipo. M'Boma lo tenía, Samuel lo tenía, Foé lo tenía, Jaques Songo'o lo tenía, N'Kono… Son figuras que ayudan al resto.
 
J.V.: Los delanteros africanos suelen ser muy carismáticos.
L.: Mucho. Roger Milla… no es solo meter goles. Su ímpetu, sus ganas de ser el mejor y salir de la pobreza, querer ser alguien, un nombre para el resto de la historia. Son muchos factores.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El último gran torneo internacional de Lauren sería la Copa del Mundo de Corea y Japón 2002, en la que no lograrían pasar la fase de grupos contra República de IrlandaArabia Saudí y Alemania. La organización del viaje a Japón había sido deficiente y la seguridad de los futbolistas estaba muchas veces en el aire, por lo que Lauren decidió dejar la selección. "Creo que la organización es fundamental", asegura. No solo hay falta de organización en los viajes. Es innegable que "a nivel individual África no para de sacar futbolistas porque el hambre de los chavales les hace llegar, saltar obstáculos y romper barreras", sin embargo, a diferencia de Europa, donde  "el dinero invertido se aprovecha para ello", "en África no lo está". ¿Y el fútbol africano de cara al futuro? ¿Es posible dar otro paso más hacia delante? "Hubo un momento en que las selecciones africanas se veían progresando y se estancan. Es cierto que Ghana llegó a cuartos de final pero a nivel de selecciones absolutas África está un escalón por debajo", dice Lauren, que opina que "si se trabaja desde el fútbol base a nivel organizativo, puede ser que en un futuro se llegue, pero lo veo no kafkiano pero sí muy complicado que una selección africana sea campeona del mundo".
  
En cuanto a clubes, el momento culminante en la carrera de este futbolista se produce en mayo del año 2000. Su excelente rendimiento en sus tres primeros años como profesional llamó la atención de los grandes de Europa. Francis Cagigao, ojeador del Arsenal en España, insistió mucho en su fichaje y el club londinense acabó pagando casi 11 millones de euros al RCD Mallorca por su traspaso. En pleno vuelo a Londres, el Real Madrid hizo una última intentona por incorporarlo, pero Lauren ya lo tenía  decidido. Lo primero que hizo al recibir la oferta fue ir a casa del entrenador del equipo, Arsène Wenger. Para su sorpresa, Wenger le hizo saber que lo quería para jugar en la defensa. "Uno tiene que ser consciente a qué equipo va, con qué compañeros va a competir y, evidentemente, en las posiciones de interior éramos seis o siete futbolistas de nivel. La posición que él quería al principio yo no la veía tan clara. Era pasar de jugar de un sistema totalmente defensivo con ayuda de los interiores y estar replegado a un sistema en el cual eran cuatro defensas en el centro del campo presionando arriba", explica.
 
 
 
 
 
 
  
 
Para un futbolista es complicado asumir un cambio de posición. Lauren lo asimiló enseguida. Al principio Wenger metía de interior a Wiltord, que era delantero pero tácticamente se quedaba por la izquierda, por lo que siempre le entraban dos por su banda: "Era complicado porque los interiores no eran de ida y vuelta, eran prácticamente delanteros, como Wiltord o Parlour. Con Freddie (Ljungberg) sí, nos entendíamos y tanto él como yo atacábamos y defendíamos. Y en los partidos Vieira venía a ayudar a la zona derecha, tapaba todos los huecos". Los primeros seis meses fueron bastante complicados. En esos momentos tuvo la suerte de poder contar con el apoyo del segundo entrenador, Pat Rice. Para Lauren, la ayuda de Rice "fue espectacular" y aprendió muchísimo a nivel táctico y de conocimientos de la posición. "Él fue lateral derecho y capitán, además, nos entendíamos bien y nos caíamos bien", comenta sobre el norirlandés.
 
 
J.G.: Cuando te llega la oferta del Arsenal vas a casa de Arsène Wenger, hablas con él y te dice que te quiere en la defensa. ¿Fue muy difícil ese cambio? ¿Cómo influyó Wenger para que aceptaras?
L.: Los primeros meses fueron duros pero después me asenté bastante bien porque Wenger estaba convencido de que Ashley Cole y yo podíamos causar sensación. Ashley Cole en sus inicios también era interior. Si partes con la confianza del entrenador y él está convencido de tus cualidades y de que lo puedes hacer bien, es una ventaja. Luego, evidentemente, tienes que tener la capacidad de asimilar los aspectos tácticos y lo que es el Arsenal. Fue una simbiosis entre todo que a lo largo del tiempo dio resultado.
   
J.G.: Incluso llegaste a ser mediocentro.
L.: He jugado de todo. Con Wenger he jugado de interior izquierda, interior derecha, por el centro… menos de central y de delantero centro he jugado en todas las posiciones. Tengo capacidad de adaptación y polivalencia.
  
J.G.: Hablando de Wenger, ¿es tan persuasivo y tan psicólogo como dicen?
L.: Sí. Wenger es capaz de convencer a una serpiente de que si ve a alguien que no le dé un ‘bocao’ [risas]. Sí que lo es por sus formas. Él no es de enfrentamientos con el futbolista. Él tiene la confianza y el respaldo del club y a la misma vez sus formas te convencen, sobre todo a la gente joven, que les saca lo mejor de sí.
  
J.G.: ¿Crees que hace falta más Wenger en España?
L.: Depende en qué club. En Madrid o Barcelona creo que Wenger no duraría porque no tendrían la paciencia. Depende del proyecto. El Arsenal tiene una filosofía y una idea institucional y el pilar básico ha sido Wenger durante muchos años. La estrategia del club ha funcionado y con creces.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El 19 de agosto del 2000, Lauren debutaba en la Premier League con una derrota ante el Sunderland. En el segundo partido, ante el Liverpool, ganaron por 2-0 con gol suyo incluido. También marcó en su segundo partido de Liga de Campeones ante el Sparta Praga. En aquella campaña había bastantes caras nuevas, como Stepanovs, Edú, Wiltord, Pirès o el propio Lauren. Aun así, quedaron segundos por detrás del Manchester United, llegaron a la final de la FA Cup contra el Liverpool y a cuartos de Champions contra el Valencia. Ya el segundo año fue muy bueno para los londinenses. Ganaron la Premier League y la FA Cup, aunque en Champions no superaron la segunda fase de grupos. El primer partido de esta última competición fue muy especial para Lauren, pues regresaba a Mallorca y el estadio de Son Moix le brindó una cariñosa ovación. La 2002/03 tampoco fue moco de pavo para los gunners. Comenzaron alzando la Community Shield ante el Liverpool y, aunque en Champions volvían a quedarse en la segunda fase de grupos, acabarían segundos en liga y reeditarían el título de FA Cup.  
  
La temporada 2003/04 fue una de las más gloriosas del club. Quizá no tanto en cuanto a títulos como en cuanto a imagen. Solo ganaron una Premier League, pero de qué manera. Aquel año se ganaron el mote de 'The Invincibles' ('Los Invencibles'). Solo perdieron cuatro partidos en todo el año, tres en Champions y uno en FA Cup, es decir, nadie consiguió ganarles en liga. Ojo, desde 1889 nadie había conseguido en Inglaterra lo que hicieron los de Wenger: 26 victorias, 12 empates y ninguna derrota. Aquel equipo estaba compuesto por Jens Lehmann en portería, Lauren, Sol Campbell, Kolo Touré y Ashley Cole en defensa, Fredrik Ljunberg, Patrick Vieira, Gilberto Silva y Robert Pirès en mediocampo y Dennis Bergkamp y Thierry Henry en el ataque. Además, tenían un banquillo de un nivel altísimo, con Martin Keown, Philippe Senderos, Pascal Cygan, Gaël Clichy, Jermaine Pennant, Ray Parlour, Edu Gaspar, un Cesc Fàbregas aún juvenil, Sylvain Wiltord, Nwankwo Kanu, Jérémie Aliadiére o José Antonio Reyes. 'The Invincibles' practicaban un fútbol tan atractivo como letal.
 
Entre una auténtica tropa de jugones en la que figuraban los mencionados Vieira, Pirès, Henry o Reyes, a Lauren le maravillaban especialmente dos peloteros: Dennis Bergkamp y Nwankwo Kanu. "Tú veías a Dennis Bergkamp y ni hablaba. Le llamaban el 'Hombre de hielo' por lo mismo". El astro neerlandés era tan tranquilo y tan callado que incluso aparentaba una apatía absoluta respecto al resto de los compañeros, pero "luego saltaba al campo y hacía maravillas", cuenta Lauren. El delantero nigeriano era muy parecido a Bergkamp, tanto por su estilo de juego como por su carácter. Lauren siempre lo veía como "anestesiado", pero es que Kanu simplemente era así, parecía que no tenía ganas de jugar y después, cuando ingresaba en el terreno de juego, "hacía lo que quería. Aunque supieras que te iba a hacer ese regate, te lo hacía. Es gente especial". Curiosamente, ambos jugadores ofrecieron sus mejores años en el Ajax de Ámsterdam, el Inter de Milán y en el propio Arsenal.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
J.V.: En ese Arsenal había muchos superclase.
L.: Éramos superclase pero también gente que nos decíamos las cosas y gente muy competitiva.
  
J.V.: Se notaba cuando cambiaban a un jugador y el que entraba salía enchufado.
L.: Efectivamente. Entrase quien entrase.
  
J.V.: ¿Crees que la base fundamental del equipo era esa? La solidaridad, la competitividad…
L.: Totalmente. Es la base de casi todo. En el entreno se veía. Recuerdo una anécdota de Gilberto Silva [risas]. Gilberto Silva llega al entreno, él sentado al lado mía con Pirés, Vieira, Bergkamp… y en su primera semana hubo un incidente con Martin Keown y Rami Shaaban. Desafortunadamente (Shaaban) tuvo una lesión grave por una entrada de Keown, que era de su equipo. Imagínate.
  
J.V.: Es real eso de cómo se entrena se juega.
L.: Efectivamente [risas]. Y Gilberto al día siguiente dijo "estos están muy locos, ¿qué hago en este equipo?". Venía con espinilleras y entrenaba todos los días con ellas y me decía "¿aquí qué pasa? Aquí la gente va a muerte", y le dije "acostúmbrate, esto es el Arsenal". Me dijo que no se quitaría las espinilleras y se llevó la temporada entera con las espinilleras.
  
J.V.: Y era un tipo duro…
L.: Era un tipo duro. Imagínate la gente que teníamos ahí en el vestuario. Tremendo. Pero es una parte fundamental que tengas futbolistas de calidad que a la vez sean competitivos, porque Henry era supercompetitivo. Bergkamp igual. Bergkamp metía los codos en los entrenamientos y le daba igual, defendía y atacaba. Ljunberg tampoco paraba… eran todos. Hasta Pirès, que lo veías así con calidad, hasta él metía la pierna y nos reíamos. "Mira Robert, metiendo el pie". Todo el mundo porque había implicación. Luego estaba la autoexigencia personal e individual de cada uno, que eso no te lo da ni el entrenador ni la afición ni nadie. Eso lo llevas tú o no lo llevas.
 
 
  
 

 
 
Desde que aterrizó en el viejo Highbury, Lauren se ganó el apodo de 'Mr. Realiable' ('Mr Fiable'), debido a que jugara donde jugara nunca desentonaba, siempre cumplía con creces y, además, sabía mantener la cabeza fría en momentos calientes. Por esa razón muchas veces era el encargado de lanzar los penaltis. 'Titi' Henry incluso llegó a decir alguna vez que los que de verdad hacían invencible a aquel Arsenal eran Sol Campbell y Lauren ("bueno, era muy buen amigo mío [risas]"). El mismo jugador reconoce que antes de los partidos permanecía callado y se montaba su película en su cabeza: "Intento visualizar contra quién voy a jugar, cuál es la consigna del equipo, qué es lo que hay que hacer y estar totalmente concentrado. Pero luego en el campo si le tengo que decir algo a Henry o al que sea no me importa". Se considera una persona totalmente diferente en el vestuario que cuando entraba al campo. "Me gané el respeto desde la primera semana porque pasaron cosas así", asegura.
 
 
J.V.: ¿Cambia mucho la personalidad del Lauren del día a día al futbolista?
L.: Totalmente, soy la noche y el día porque me gusta decir las cosas claras y en un vestuario grande o te ganas el respeto o te comen las moscas, eso es así [risas].
  
J.V.: ¿Y cómo influyó tu personalidad como jugador?
L.: Me ha influido porque hay situaciones que un chico de barrio ve día a día. El barrio y la calle te dan mucho. Cuando sales de tu territorio, pasas por otra zona y te quieren intentar quitar las zapatillas, si dejas que la primera vez que te las quiten, cada vez que pases te las van a quitar. Por lo tanto, si te enfrentas no al grupo, al más fuerte del grupo, aunque pierdas, cuando pases no solo te van a respetar sino que vas a hacer amigos. Eso lo suelo extrapolar al mundo del fútbol. En el vestuario, tranquilo, ahora, mi territorio es el mío y  cuando tengo que decir algo sea quien sea se lo voy a decir. Te vas a ganar el respeto no solo de la persona a la que te enfrentas sino del resto de la plantilla. Sobre todo en los equipos grandes donde hay muchísimo ego. Todos son internacionales, todos quieren jugar, pasan miles de cosas y si no sacas tu personalidad, no juegas. 
  
J.V.: Claro. Además, el fútbol se juega con la cabeza y se ejecuta con el cuerpo. Yo tenía un entrenador que me decía "¿sabes cuál es la diferencia entre Ronaldinho y el resto? No es cuestión física, sino que el tipo piensa más rápido". Es una cuestión mental.
L.: A mí me sorprendió mucho mentalmente Patrick Vieira. Vieira era de los que yo más admiraba. Era un icono. Si hubiera vuelto a nacer, me hubiera gustado ser Patrick Vieira. Lo veías entrenando y no lo veías que diera más pero cuando llegaba el partido no eran noventa, eran ciento ochenta, y si le pones otro partido, jugaba al mismo nivel. Increíble. Henry también era de esos que defendía, atacaba, metía goles y se peleaba consigo mismo en el espejo. Pero de todos, mentalmente al que más admiraba era Patrick Vieira, además, luego hemos sido muy amigos.
 
 
 
 

 
 
 
 
 
La 2004/2005 comenzó con otro título para las vitrinas del Arsenal y para el palmarés de Lauren, otra Community Shield ante el Manchester United. Ya se había empezado a notar mucho la incursión del multimillonario ruso Roman Abramovich en el fútbol inglés como propietario del Chelsea y los blues arrasarían en la Premier con un año de ensueño de Frank Lampard y los suyos. El Arsenal iba a lo suyo y se hizo con otra FA Cup más, de nuevo ante el Manchester United. En la temporada siguiente el rendimiento de los gunners bajó notablemente en liga, pero en Liga de Campeones estaban realizando un papel muy destacado. A principios de febrero de 2006, antes de la ida de octavos de final contra el Real Madrid, Lauren se lesionó de gravedad. Era tan competitivo que se machacaba entrenando incluso en días de descanso, hasta que el cartílago de su rodilla dijo basta. Él mismo reconoce que después de la lesión ya no volvió a ser el mismo. Tuvo que operarse y no volvió a jugar en aquel año. El Arsenal llegaría a la final de la Champions con el FC Barcelona de Frank Rijkaard y a Lauren le dolería profundamente no poder estar en aquel partido, más aún después de ver cómo los suyos caían derrotados por 2-1.
  
Al año siguiente, cuando se recuperó la lesión, Wenger le comunicó sin tapujos que no dispondría de los mismos minutos que antes. Así, en enero de 2007 tomó la decisión de abandonar el club de su vida tras más de seis años y con dos Premier League, tres FA Cup y dos Community Shield añadidas en su currículum. Su próximo destino estaría estando en Inglaterra. Y es que Lauren confiesa que la Premier le apasiona porque aunque "no tiene los mejores jugadores, los mejores jugadores los tiene la liga española, pero tiene el entorno, la profesionalidad, las instituciones y la pasión con la que viven el fútbol". El West Ham mostró mucho interés pero acabó decantándose por el Portsmouth FC. Allí coincidiría con dos ex compañeros gunners que habían llegado en el verano de 2006, Sol Campbell y Nwanko Kanu. En su primer año firmaron una buena campaña quedando novenos. En la segunda ascendieron al octavo puesto y ganaron la FA Cup, lo que les permitía clasificarse para la Copa de la UEFA. De su etapa en la ciudad portuaria se queda sobre todo con la afición: "La afición del Pompey era de las mejores, animaban desde el minuto cero".
 
Lauren guarda un buen recuerdo de aquel grupo de compañeros y del técnico, el singular Harry Redknapp, al que describe como "un entrenador que motiva al futbolista de una forma muy particular y peculiar" y con el que reconoce que se lo pasaba en grande. Cuenta que en un partido en el que estaban jugando bastante mal contra el Everton el bueno de Harry se negaba a salir al campo tras el descanso: "El árbitro nos llamó para salir y él dijo que no salía. Dijo "chico, yo no salgo", "¿por qué, míster, qué te pasa?", "que no salgo, que no me encuentro con ánimos, go out, me da tanta vergüenza de lo que estamos haciendo que yo me quedo aquí dentro". La gente empezó a decir que iba a darlo todo y al final salió. Había que verlo; la cara de Harry, cómo se pone de colorado… increíble, un personaje". Lauren también elogia la habilidad de Redknapp para contratar futbolistas, especialmente treintañeros, ya que le gustaba trabajar con jugadores con experiencia, como por ejemplo, David JamesSylvain DistinRichard HughesAndy Cole o los mencionados Campbell y Kanu.
 
 
 
 
 
 
 
 
En la campaña 2008/09 Lauren solo pudo jugar diez minutos en la final de la Community Shield que perderían contra el Manchester United (0-0, 3-1 en penaltis). Las secuelas de su lesión y la eclosión del rapidísimo Glen Johnson fueron poco a poco dejándolo sin sitio en el equipo, pero él seguía teniendo por dentro "el gusanillo de seguir jugando". Así que decidió volver a España casi diez años después para enrolarse en las filas del Córdoba CF. Apenas jugó cinco encuentros con el conjunto califal dirigido entonces por Lucas Alcaraz. "Muchas veces el futbolista no es consciente de que su etapa ha terminado y quiere seguir jugando. Piensa que está en condiciones de competir y la realidad es otra", admite, aunque está seguro que de no ser por la lesión de la rodilla "hubiera seguido jugando con treinta y siete o treinta y ocho años, de lateral o de lo que sea". Curiosamente su último partido oficial fue contra el equipo que le dio la oportunidad de ser profesional, el Levante.
 
Su padre nunca quiso que fuese futbolista, quería que fuera a la universidad. Quizá por ello hace mucho hincapié en que le gusta aprender y que "donde más se aprende es en la facultad". No obstante, está estudiando Dirección y Administración de Empresa "para tener un mínimo conocimiento" al sentarse a negociar y hacer planteamientos de marketing como embajador del Arsenal. Es muy aficionado al boxeo y a la lectura. Se considera sentimental y pasional y le emociona ver que su familia está bien. A nivel deportivo, le motiva y le sube la adrenalina saltar a un campo y que haya noventa mil personas cantando. Desde la distancia del tiempo se describe como un jugador "polivalente que puede adaptarse a cualquier tipo de circunstancia", y es que, al margen de sus cualidades futbolísticas, su capacidad de adaptación ha sido constante no solo a lo largo de su carrera sino de su vida. "Intento aprovechar las oportunidades que se presentan", explica.
 
 
J.G.: ¿Cuál es la lección más importante que te ha enseñado el fútbol?
L.: Me ha enseñado tantas cosas… gracias al fútbol hablo cuatro idiomas, hablados y escritos, mejor hablados que escritos [risas]: francés, inglés, portugués y alemán. El fútbol me ha dado muchas cosas. No solo a nivel económico, sino a nivel humano y social. Tengo amigos en Brasil, en África, en cualquier parte de Europa. Me lo ha dado absolutamente todo, poder formar una familia, ayudar a mis hermanos… ha sido prácticamente la válvula de escape para todo. Siempre he tenido la capacidad de aprovechar todo lo que el fútbol va dejando por el camino. En ese sentido me siento orgulloso de mí mismo y estoy tremendamente agradecido al fútbol por todo lo que me ha dado. Soy un privilegiado.
  
J.G.: ¿Y un momento al que le tengas especial cariño?
L.: Cuando se ganaron los Juegos Olímpicos y las dos Copas de África. Nosotros tardamos literalmente del aeropuerto al hotel más de cuatro horas. Es lo que te decía antes, me quedo con que tenemos la capacidad de hacer felices a millones de personas y eso está al alcance de muy poca gente. Somos unos privilegiados pero no somos conscientes hasta que no lo ves desde fuera. Llegar al aeropuerto de Yaoundé y tardar cuatro o cinco horas hasta llegar al hotel. No podíamos, la gente no se apartaba, ni policías, ni militares. Eso fue algo espectacular, increíble. Me quedo con eso del fútbol, la capacidad de hacer felices a millones de personas.
 
 
 
 
 
 

 

 
 
 
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